Domínguez: “Me puse la cartera con la documentación en el bolsillo del pijama para que me pudieran identificar si me mataba”

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Diario Las Provincias.- Juan Domínguez. ARCHIVO

Madrid.- Efrén J. Hernández Cabrera

Juan Domínguez Fernández fue víctima de un atentado terrorista que cambió radicalmente su vida. Por aquel entonces, la familia de Franco se encontraba alojada en el ‘Hotel Corona de Aragón’, al igual que Domínguez, y para los terroristas era el momento perfecto para llevar a cabo su escabroso plan. Al ver que su habitación se estaba incendiando, Juan Domínguez decidió saltar por la ventana para salvarse. Varios años después, el 17 de marzo de 1999, Juan Domínguez decide fundar la Asociación de Víctimas del Terrorismo de la Comunidad Valenciana (AVTCV) para ayudar a otras personas que vivieron el terror en primera persona.

Pregunta: Muy buenas tardes, ¿cómo recuerda usted el día del atentado en el que usted salió afectado?

Respuesta: Bueno pues posiblemente el peor día de mi vida, porque pensé que era el día en que mi vida se había acabado ya… eh… Fue algo terrible porque me desperté a las ocho de la mañana y el hotel estaba ardiendo, yo no sabía lo que pasaba y después pensé en la solución, perdí el conocimiento y ya no puedo recordar nada más de lo que ocurrió aquel día. Sólo recuerdo los primeros momentos.

P: ¿Temió usted por su vida?

R: No, no temí. Me di cuenta que mi vida se acababa porque estaba en una habitación de la cual no podía salir, porque estaba el fuego y el humo y no tenía más oportunidad de salir que tirarme por el balcón a una lona que ponían los bomberos en la calle para el que se dejara caer lo hiciera sobre la lona y así amortiguar el golpe.

Pero estaba en un sexto piso[…] de todas maneras como no tenía alternativa decidí hacerlo… Sin embargo temí que me pudiera matar al caer y como estaba en pijama, desnudo, pues me entró el temor de que me estrellara contra el suelo y no pudieran identificarme y me puse la cartera con la documentación en el bolsillo del pijama para si me mataba que me pudieran identificar.

P: Todo esto… ¿en cuestión de segundos?

R: Todo esto duró segundos. Después intenté tirarme, pero cuando estaba saltando por la barandilla con un altavoz de estos portátiles que llevaban la policía o los bomberos me dieron gritos para que no lo hiciera porque abajo no podían arrimar la lona a causa de las llamas de la planta baja. Me tuve que esperar. Pero entonces el humo dentro de mi habitación me cubría casi por completo y tuve que ponerme en el suelo tapándome la cara, la boca y la nariz con un pañuelo mojado con el agua mineral de una botella. Allí acabó mi recuerdo.

P: ¿Cómo logró sobrevivir?

R: Yo lo que sé es que después de esto me tiré porque me lo dijeron y además me enseñaron fotografías de que me había tirado. Lo que ocurre es que por lo visto yo ya me había programado la idea y… después de la primera tentativa que no me dejaban tirarme hice una segunda tentativa en la que ya me tiré y caí a la lona. Me rompí diecisiete costillas, la pelvis por dos fracturas y casi me fracturé la columna… y además de las lesiones de pulmón con un neumotórax, el hígado reventado y una conmoción cerebral muy grave.

P: ¿Qué secuelas le quedaron de aquel fatídico día?

R: De las secuelas que me quedaron… resumidas: una invalidez permanente absoluta para poder trabajar y hacer cualquier cosa.

P: ¿O sea que usted depende de otras personas para hacer su vida normal?

R: No, yo puedo moverme. Recuperé los movimientos después de más de un año de rehabilitación y de ejercicios, pues primero andaba en una silla de ruedas, después con unas muletas y ahora pues… ando con un bastón en la mano para apoyarme y puedo andar y moverme. Pero claro, mis condiciones físicas están muy disminuidas.

Estuve ingresado en la UVI del Hospital de Zaragoza y allí se me paró el corazón dos veces. Me recuperaron finalmente, pero quedé muy resentido físicamente de lesiones internas y de huesos. Con esto el Tribunal Médico determinó que yo estaba en un grado de invalidez permanente absoluto, soy un inválido permanente.

P: ¿Y psicológicamente qué secuelas le quedaron?

R: Psicológicamente muy bien. Estuve sin conocimiento, en coma, un mes. Cuando recuperé el conocimiento yo no recordaba nada de lo que había pasado. Poco a poco lo fui recordando y ya lo de que me había puesto la cartera en el pijama – hecho que causó sorpresa en el hospital porque pensaron que era un señor muy raro que dormía con la cartera en el bolsillo -. Tuve que explicar que me la había puesto para tirarme por el balcón y si me mataba que me identificaran.

Un médico, amigo, me hizo el tratamiento psicológico. Me obligó a recordar todo lo que pudiera del atentado y a no rehuir la idea delo que había pasado y asumirlo plenamente como algo que no tenía ya más consecuencias. Lo he asumido de tal manera que ahora selo puedo contar a usted tranquilamente sin que me afecte, para nada. Esto quiere decir que psicológicamente estoy muy bien recuperado.

P: Generalmente se suele decir que las víctimas no sólo son los del atentado sino también los familiares ¿cómo pasaron esta situación sus familiares?

R: Pues muy mal, porque mi familia que vivía en Valencia y yo estaba en Zaragoza. Llegaron a Zaragoza rápidamente. Yo tenía a mi mujer, tenía ya 4 hijos y uno muy pequeño de cinco años, pero vinieron mi mujer y mis tres hijos mayores y pasaron todo el mes allí. En aquel periodo de tiempo, imagínese, haber asistido a mi muerte y a mi resurrección dos veces… imagínese lo que supone. Piense además que estaban tan seguros de que yo no me salvaba, que iba a morir, pues que incluso en un momento en el que le dijeron a mi mujer que perdiera toda la esperanza, mi mujer llegó a comprarse ropa de luto y hasta un empleado de las oficinas de la empresa que yo dirigía fue a una funeraria a encargar un féretro para que pudieran trasladarme a Valencia.

Todo esto lo tuvieron que vivir ellos, yo estaba inconsciente. Ya se puede usted imaginar lo que esto tuvo que suponer para toda una familia

P: ¿Alguna vez se vio silenciado por algo o por alguien?

R: No. Lo que ocurre es que yo no sabía lo que había ocurrido, porque cuando me recuperé había pasado ya un mes y nadie de mi entorno quería hablarme de lo ocurrido. El atentado fue en julio de 1979 y en octubre recibí una visita de un militar de Zaragoza que me conocía y que fue la primera persona que me dijo que el incendio había sido causa de un atentado terrorista.

P: ¿Hasta entonces usted no sabía la causa del incendio?

R: No sabía lo que había pasado. Sabía que había estado en un hotel que se estaba incendiando. Vi cosas muy raras porque… yo veía que salían llamas por debajo de mi balcón, en mi piso no salían llamas y sin embargo veía llamas en el último piso. No podía entender cómo se podía incendiar un hotel por la planta baja y por el último piso.

¡Claro! Cuando me explicaron que era un atentado comprendí que el incendio era intencionado. Allí tuve la primera noticia pero después entablé relaciones con un abogado de Zaragoza que se encargó de plantear la demanda ante el hotel (porque debía tener un seguro) y nos dijeron que el hotel no pagaría anda porque había habido juicio y el juez había determinado que era un atentado.

P: ¿O sea que el propio juez ya había hecho pública la sentencia?

R: En un principio el juez instructor, a vista de las pruebas periciales que hicieron peritos del Ministerio de Defensa y del Ministerio del Trabajo determinó que aquello podía ser un atentado y tuvo que transferir el sumario a la Audiencia Nacional, la única que tiene competencias en materia de terrorismo.

Pero la Audiencia Nacional se lo devolvió y el juez archivó el caso. Entonces empezaron las demandas de las víctimas contra el hotel. El juzgado que se encargó de estas demandas por la vía civil reclamó el sumario, lo analizó y dijo que las pruebas periciales demuestran que el incendio había tenido por origen un atentado. Que personas desconocidas habían introducido materias inflamables explosivas que provocaron que en apenas unos minutos se incendiara todo el hotel.

En cambio la versión oficial que se había dado desde el Ministerio del Interior es que el hotel se había incendiado accidentalmente a causa del aceita de la freidora de churros que estaba en la planta baja.

La sentencia que fue recurrida y llegó hasta el Tribunal Supremo. El Tribunal Supremo confirmó la sentencia del juez: el origen del incendio había sido que personas desconocidas habían introducido materiales explosivos que habían causado el incendio.

Lo que no dijeron era quién lo había hecho. El mismo día del atentado, por la tarde (a las 17:00 hras.), hubo una llamada al periódico ‘El Heraldo de Aragón’ de alguien que se identificó como ETA militar diciendo que el atentado lo habían causado ellos. También lo reivindicó FRAP, pero después los de ETA militar volvieron a reivindicarlo a través de Radio Bayona y después desde Radio París.

Es una triple confirmación de que hubo un atentado reivindicado por la organización terrorista ETA militar.

P: ¿Tiene usted conocimiento de publicaciones que aseguraran que ese acto era un atentado terrorista?

R: El periódico ‘Heraldo de Aragón’ publicó esta noticia al día siguiente y aparte de esto hubo comentarios. Pero como el entonces gobernador de Zaragoza lo desmintió diciendo que no había habido ningún atentado, que aquello había sido causa del incendio de la churrería… la prensa siguió la corriente y se hicieron insinuaciones de que había sido un atentado pero el gobierno no lo aceptó como tal. Aquello quedó enterrado.

P: ¿Sabe (o sospecha) qué objetivo tenían (o podían tener) los terroristas al cometer ese acto?

R: Bueno, aquel hotel era el mejor hotel que había en Zaragoza en aquel momento. Aquella noche estaba durmiendo la familia del General Franco (la viuda, su hija, su yerno y sus nietos) porque aquel mismo día en la Academia General Militar un nieto del General Franco iba a recibir un despacho de alférez.

Curiosamente a la familia Franco no le ocurrió nada a ninguno de ellos y sin embargo murieron 80 personas y más de cien quedaron heridas. Ahí tiene usted el motivo de por qué atentar en aquel hotel: porque estaba la familia de Franco, claro.

P: ¿Cuándo pudo decir “he sido víctima de un atentado terrorista”?

R: Bueno mire usted. Como bien le he dicho antes la primera noticia que yo tuve fue a través de un militar que me visitó. Pero quedé pendiente de los resultados de una demanda judicial que no daba efectos y no tuve confirmación hasta el año 1988.

En el 88 fue cuando se produjo la sentencia del Tribunal Supremo que declaró formalmente que aquel incendio no había sido provocado por causas accidentales sino por un atentado terrorista. En aquel momento se reconoció que era un atentado.

Entonces la Asociación Víctimas del Terrorismo que estaba en Madrid, me envió a una persona que me invitó a inscribirme como socio de la asociación para defender mis intereses. Desde entonces me hice socio de la AVT.

P: ¿Qué ventajas le ofrecía la AVT?

R: Bueno me ofrecieron que se iban a ocupar de llevar nuestra defensa y obtener el reconocimiento de los derechos como víctimas del terrorismo, pero no consiguieron eso. Lo que ocurrió es que pasaron muchos años y finalmente en 1999, cuando se promulgó la Ley de Solidaridad con Víctimas del Terrorismo por el Gobierno, se nos presentó la oportunidad de volver a reclamar el reconocimiento a las indemnizaciones que pudiéramos tener derecho.

El Ministerio del Interior, amparándose en que el Consejo de Estado había emitido un dictamen favorable a que se nos reconocieran estos derechos, nos concedió el pago de indemnizaciones a las víctimas del Hotel Corona de Aragón como víctimas del terrorismo y las cobramos.

Esto ocurrió en el año 2000. También teníamos derecho a percibir pensiones vitalicias los que hubiéramos quedado inválidos o las viudas de los que habían muerto. Esto nos lo reconocieron y ésta es precisamente la labor que yo hice. Porque como a través de la AVT no conseguí absolutamente nada, se me ocurrió que para poder tener personalidad jurídica, para poder enfrentarme a la Administración Pública necesitaba tener un cargo que no tenía. Fundé la AVCV y de ella me eligieron presidente y con esta condición empecé los trámites en el Ministerio del Interior y finalmente el Ministerio del Interior reconoció que las víctimas de los incendio del Hotel Corona de Aragón eran víctimas de atentados terroristas y tenían derecho a recibir las pensiones como víctimas del terrorismo.

En el 2004 todas las viudas e hijos de los fallecidos y los inválidos empezamos a cobrar la pensión como víctimas del terrorismo.

P: ¿Se separó usted de la AVT?

R: No. Yo no me separé entonces. Yo fundé la AVTCV pero continué siendo un socio de la AVT.

P: ¿Y qué tal se tomó la Asociación de Madrid la nueva andadura de las víctimas valencianas para fundar una asociación de carácter regional?

R: Bueno, pues la AVT en aquella época entró en una crisis que determinó que casi llegara a disolverse y después de esta crisis se reconstruyó la Asociación de Víctimas en Madrid, continuó funcionando pero después me mantuve al margen de ella, sí como un socio más pero manejándome como presidente la de la AVTCV.

Aquí, en la Comunidad Valenciana, obtuve bastantes éxitos en mi gestión por el reconocimiento de muchos derechos, la ley de solidaridad con las víctimas que les permitió cobrar una indemnización adicional a la que habían cobrado en Madrid y he hecho convenios de muchas especies con el colegio de psicólogos, con la Generalidad misma, convenios con universidades privadas…

P: ¿Qué funciones tiene la AVTCV?

R: Prácticamente las mismas que tiene la Asociación de Víctimas de Madrid. Ayudar a las víctimas en sus necesidades y en sus gestiones, auxiliarles en todo lo que sea posible. En lo que sea posible, porque no podemos devolver la vida a los que murieron ni mucho menos, pero si podemos ayudar a las viudas a los familiares y a los mismos que quedaron heridos en las gestiones que tienen que realizar constantemente ante la Administración Pública para poder beneficiarse de los derechos que puedan tener las víctimas y aparte de otros derechos que se pueden conseguir por convenio específico.

P: ¿Cómo ve la política antiterrorista del Gobierno?

R: No veo ninguna política antiterrorista. Veo acciones de las Fuerzas de Seguridad, de la policía o Guardia Civil, que son simplemente acciones que cumplen estos cuerpos en función de sus obligaciones.

Política realmente no veo ninguna porque la política de… apaciguamiento ya está visto que ha sido un fracaso, que no ha tenido resultado.

P: La gente suele pensar que los únicos grupos terroristas que han atentado en España son ETA y el GRAPO ¿existe alguno más?

R: No. Lo que ocurre es que históricamente los grupos que más se han distinguido son, en primer lugar ETA y en segundo lugar el GRAPO. Pero ha habido otros grupos terroristas que también actuaron, grupos que históricamente están casi olvidados como fue en Cataluña Terra Lliure, en Galicia los movimientos separatistas, el FRAP… de menor importancia; y finalmente los terroristas islámicos.

Esto que ocurrió el 11 de marzo en la estación de Atocha de Madrid no fue el primer atentado, ya anteriormente había ocurrido un atentado en una cafetería o un restaurante cercano a la base aérea de Torrejón.

P: ¿Qué asociaciones engloba La Federación de Víctimas del Terrorismo?

R: Pues verá usted. La primera de la Federación nació de mí mismo. Cuando yo fundé la Asociación de Víctimas de la Comunidad Valenciana alguien me indicó que esto podía crear alguna dimisión entre las víctimas de toda España y entonces se me ocurrió que lo mejor que se podía hacer era que hubiera una asociación de víctimas autonómicas en cada autonomía. Porque a fin de cuentas, No hay que perder de vista que en España es el estado de las autonomías y ha transferido la mayor parte de sus competencias administrativas a las autonomías.

Entonces las víctimas del terrorismo que necesitan relacionarse con la Administración, con quien tienen que relacionarse es con las organizaciones autonómicas, no con la central.

De ahí vino la idea de la Federación, desde 1999. Para evitar que hubiera una disgregación, una separación de los otros se me ocurrió la idea de que hubiera una federación que las unificara a todas en un organismo único. Esto lo incluí en los estatutos fundacionales de la Asociación de Víctimas de la Comunidad Valenciana.

Esto se ha interpretado torcidamente por intereses políticos en el sentido de que esta Federación se creaba por influencia del gobierno actual para separar a las víctimas unas de otras.

Como usted puede comprobar por ese estatuto, la idea de la Federación es muy anterior, muchísimo, (Risas) más de diez años, a lo que está ocurriendo ahora. No tiene nada que ver, no hubo ninguna idea en aquel momento de separación sino de unión y de unidad.

Lo que ha ocurrido es que esta Federación nació con dos o tres asociaciones y ahora hay como seis o siete, creo.

P: Ha habido una especie de boom asociativo de víctimas a partir del año 2000 ¿esto se debe a la Ley de Solidaridad que usted citaba antes?

R: No, mire usted. Esto se debe a que el funcionamiento realmente casi nulo de la AVT pues dejaba a las víctimas que viven fuera de Madrid en el desamparo y la indiferencia. La gente tiene problemas que necesitan soluciones y necesitan que les ayuden, que les atiendan y les escuchen.

A partir de eso nació la idea de copiar lo que había hecho Valencia porque yo he facilitado, a todo el que me lo ha pedido, los estatutos para que ellos se constituyan y así obtener beneficios de la Administración Autonómica.

A consecuencia de la inoperancia de la AVT de Madrid no quedaba más remedio si se quería obtener alguna ventaja o beneficio, que organizarse con carácter autonómico. Pero todo esto ocurrió mucho antes de que el partido socialista llegara al poder.

P: ¿Se debe entonces al desarrollo de las autonomías en España?

R: Naturalmente. No guarda ninguna relación de carácter político, sino simplemente de puro interés de las víctimas.

P: ¿Usted cree que las asociaciones de víctimas en España tienen un perfil político?

R: No, mire usted. Todas las asociaciones tienen en sus estatutos algún artículo que establece la apoliticidad. En la de la Comunidad Valencia dice que es una asociación “suprapartidista”, y en las demás lo dicen en esos términos o en otros muy parecidos.

Cada una de las víctimas tiene una idea política, entonces en su seno tiene que contar con víctimas pero cada una con sus propias ideas políticas. Esto no puede evitarse y dentro de cada junta directiva de cada asociación pueden regir ideas políticas que tengan sus dirigentes pero esto no politiza a la asociación en modo alguno.

Lo menos que se puede hacer es respetar esas ideologías que puedan tener cada una de las víctimas y no mezclar nunca la ideología con el funcionamiento de la asociación que tiene unos fines muy específicos y que no tiene nada que ver con ninguna finalidad política.

P: ¿Cree usted en Dios?

R: Claro que sí. Tengo la convicción absoluta de que Dios me ayudó a salvarme y le voy a decir por qué. En el último momento, cuando yo creí que no tenía ninguna salvación porque ni podía salir de la habitación, no me dejaban que me tirara por el balcón y el humo me estaba envolviendo, pensé que había llegado el último momento de mi vida y en ese momento pedí a Dios y a la Virgen que me ayudaran.

Cuando me desperté estaba vivo y había pasado un mes. Entonces me di cuenta de que existían los milagros porque evidentemente yo estaba allí vivo de milagro. Y dije: ahora tengo otro problema que no es problema, que ya no puedo dudar de Dios, porque yo se lo pedí y me lo concedió.

Contra viento y marea, porque con las heridas que tenía me morí dos veces pero volví a la vida. Luego, por lo visto, Dios no quería que yo me muriera.

P: ¿Quizá porque aún le quedaba por hacer cosas aquí?

R: A lo mejor podía ser por eso. También le digo otra cosa: yo siempre he vivido con la convicción de que estaba en deuda con Dios. Y entonces siempre he pensado que la única manera que podía pagar esta deuda, que nunca sería con dinero, sería trabajando por las demás víctimas del terrorismo que es lo que estoy haciendo.

P: ¿De dónde saca fuerzas para ayudar a las demás víctimas?

R: Pues, mire usted. Las llevo dentro. Las fuerzas empíricas son muy escasas porque con esta edad ya puede usted imaginarse: ando cojo con un bastón, me canso mucho, me fatigo mucho, mis oídos están muy mal y estoy casi sordo pero el corazón no me falla. En el corazón siento lo que sentía en aquel momento y esto me impulsa a seguir trabajando, eso sí, en la medida de mis fuerzas.

Entrevista realizada en mayo del 2008.